La imagen de María Santísima del Rosario, se empieza a tallar a finales de 1954; de hecho en la espalda, tiene una leyenda que reza “Antonio León Ortega. 1954. Año Mariano” . Está tallada en madera de ciprés y pino de Flandes, estucada y policromada. Se trata de una imagen de candelero, y para vestir. Mide 1,60 metros de altura.
El 3 de febrero de 1955, los miembros de la Junta de Gobierno, se reunieron en la secretaría de la hermandad, sita en la Avenida de Italia nº 91.
En ella se manifiesta que D. Toribio Carrascosa Picaso en colaboración con D. Antonio Cruz Marra, habían encargado al escultor D. Antonio León Ortega, la imagen de María Santísima del Rosario, por el precio de cinco mil pesetas, cuya suma se obtendría de cuotas donadas por las hermanas exclusivamente para no perjudicar los pequeños ingresos de los hermanos.
El 27 de marzo de 1955, domingo de pasión, a las 6 de la tarde, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, tuvo lugar el solemne acto de bendición de la imagen de María Santísima del Rosario.
La imagen se encontraba en el centro de su capilla, exornada con gran profusión de flores y velas encendidas.
Lucia una magnifica saya de tisú de plata, con manto encarnado y rica mantilla de encaje de oro que le fue donada por Doña Natividad Gutiérrez de Ortiz y Doña Manuela Córdoba de Carrascosa, ambas camaristas de la Santísima Virgen.
La bendición solemne fue oficiada por el director espiritual de la hermandad y cura párroco del Sagrado Corazón de Jesús D. Pablo Rodríguez González.
Una vez bendecida la imagen, la camarista Doña María Carrasco de Lázaro, cantó magistralmente el Ave María de Charles Gounod, acompañada al armonio por su esposo D. Primitivo Lázaro Martínez.
Actuaron de padrinos de la imagen Doña Leonor Díaz de Sánchez y su esposo D. Francisco Sánchez Vélez, mayordomo de la Cofradía.
Terminado los actos se celebró el primer besamanos a la Santísima Virgen del Rosario.
Cuando se celebraban los actos, se recibió en la secretaría de la Hermandad, la ofrenda que durante el reciente homenaje de que fue objeto, prometió el Hermano Mayor Honorario, el pundonoroso matador de toros D. Rafael Ortega Domínguez, consistente en un magnífico traje de luces, nuevo enteramente, que se destinó para la confección de una saya a la Santísima Virgen.
Saldría por primera vez el Domingo de Ramos 3 de abril de 1956.
Al poco tiempo fue restaurada en el taller de D. Antonio León Ortega, cambiándole la forma del cuello, dándole una leve inclinación hacia la derecha.
Posteriormente fue restaurada por D. Enrique Pérez Saavedra en dos ocasiones.
En 1989 fue restaurada por D. José María Gamero Viñau e Inmaculada González Ramos en su taller de Sevilla, siendo los trabajos efectuados de conservación por el deterioro propio que sufre desde su realización.
En 1997 es policromada por D. Luis Álvarez Duarte.
El rostro de la Señora es sublime: contrae levemente el ceño y marca las cejas en un resignado y dolorido gesto; la boca se entreabre, dejando escapar entre sus carnosos labios, un suspiro; La nariz, recta, y las mejillas muy finas, dan un aspecto adolescente a la Señora. Los ojos son negros de cristal policromado y rasgados con largas pestañas de pelo natural, y rojez del llanto. Cinco lágrimas resbalan por el rostro de María, que tiene una inquietante mirada de desasosiego y de profundo dolor. La cabellera está tallada, y recogida sobre la nuca en un rodete, aunque luce la Señora espléndida peluca de cabello natural donada por la prestigiosa peluquera onubense Schela. Las manos, de torneados dedos, largos y finísimos, son similares entre sí, propias de una mujer jovencísima.
Como anécdota reseñar el articulo que salió en el Odiel, el Sábado 02 de abril de 1956, con el titulo A Nuestra Señora del Rosario en sus misterios dolorosos.